Mamá una vez más y ya me acuesto.
Cuantas veces habré formulado la frase mientras en mi cabeza resonaba la “Troika” esa melodía que en su versión de Nes, te invitaba a seguir moviendo piezas para encajar todo bien e ir restando línea a línea, cuanta similitud con la vida real… Quién lo diría, ahora todo cuadra, ahora sí, luego viene el palo gordo y grande, el cual te deja vacío, pero una mala jugada y vuelta a empezar.
Suma y sigue, deja hueco, organiza, c’est la vie, c’est Tetris.
Sea en la versión que sea, todo es igual, no importa si estás en Japón, en América o en Europa, pero sí mal no recuerdo, la “Troika”, como melodía, no está en su versión Game Boy, al menos no la recuerdo… Sé que para Arcade y Nintendo Nes sí, porque las tengo oídas ambas versiones. Sí me preguntáis por cual me quedaría, sin pestañear, sin dudar, la “Troika” de Arcade suena más elemental, más sublime.
Sin embargo en Game Boy, nuestra portátil de batallas innumerables, de sueños felices y dulces alegrías, bendita infancia la nuestra, contamos con la canción más reconocible de toda la vida, hablando “Tetrismente” formal.
Si tienes un momento, siéntate conmigo, abre youtube, busca la canción “Troika” de Tetris, dime que sientes… A mi se me llena el alma de energía y la mente de recuerdos qué jamás podré olvidar… Me recuerda a mi madre enfurecida manifestando con sus gestos faciales y pose corporal descontento porque aún seguía pulsando la cruceta para mover fichas y un botón para voltearlas, voltear, voltear, para que todo tuviera sentido…
Tetris es uno de esos juegos que hoy en día miles de personas siguen valorando, por nostalgia, por simpleza o simplemente porque se sienten atrapados.
Detrás de este juego hay muchos más mensajes que quizás algún día descubriremos todos… Todo tiene un propósito en la vida, tú propósito mientras juegas es sobrevivir, encajando golpes, reventando filas, para seguir restando, a la vez qué vas sumando…
¿A qué ahora lo entiendes todo mejor?
El señor Pajitnov (o como se escriba) no creo que fuera consciente del fenómeno que iba a iniciar cuando creó el juego.